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domingo, 18 de septiembre de 2011

En el Suplemento Especial de la Revista Lote nro 45. Año 2001. Comentario de la obra de Eduardo Medici

      El discurso visual de Médici se ubica entre la religión y la filosofía. Es
      un discurso audaz y obsesivo, profundo y sostenido sobre el hombre en su
      totalidad histórica. El hombre y sus innumerables definiciones, desde la
      ya clásica de Protágoras, que lo propuso como "medida de todas las cosas",
      hasta la de Bolingbroke, quien, dos mil quinientos años después, sostuvo
      que se trata de "una bestia salvaje". Estos conceptos tan encontrados,
      como lo es el hombre mismo, se suceden en las pinturas de Médici a la
      manera de "visiones", en los tantos sentidos de la palabra, entre ellos,
      por cierto el religioso, aunque tomados desde una perspectiva secular. Son
      visiones de la vida y la muerte, del amor y el odio, que tienen un lugar
      de convergencia: el cuerpo humano. En las estampas alegóricas de Médici,
      que suelen recordar las iluminaciones medievales pero también las láminas
      populares y algunos dibujos científicos de otros tiempos, el cuerpo humano
      es principio y fin, origen y destino, expulsión y absorción, ser y estar.
      "Una vida no vale nada, pero nada vale una vida", sostuvo André Malraux,
      quien se batió con armas e ideas en defensa de esa concepción. Médici
      quizás esté de acuerdo sólo con la segunda parte de la frase del agnóstico
      escritor francés. Porque, para él, la vida humana tiene el máximo valor.
      Los dibujos que acompañan los poemas de Arbonés, son de una producción
      posterior a un período de crisis entre los años '93 y '94 que lo llevó a
      experimentar con otros materiales y a desarrollar nuevas formas. "Me
      parecía que no podía movilizar a la gente -dice-. La obra de este período
      es el fruto de haber seguido al azar como método y haber perforado los
      realismos, tratando de que lo subjetivo sobreviva y exprese su primacía".

Gentileza Fernando Peirone
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